Absurda mañana

La puerta del closet estaba entre abierta, lo advertía desde mi cama. A casi dos metros de distancia las cobijas suaves y esponjadas cubrían mi cuerpo entero, sentía  un extraño frío recorrerme de pies a cabeza,  así que me cubrí por completo para respirar dentro de esas suaves telas, sólo mis ojos curioseaban en lo que había ahí colgado dentro del closet. El vestido color crema, una blusa color tinto que hace mucho no usaba, aquellas blusas de tela delgada y colores vistosos que tanto me gustan, la gabardina negra que casi roza mis rodillas…miré hacia arriba y divisé algunos edredones doblados, mis jeans favoritos,  alguna ropa de cama, también logré ver mi ropa interior cuidadosamente  doblada…moví mi cabeza hacia el lado derecho y me detuve en el tocador, algunos de mis perfumes  justo donde me gusta verlos, el cofrecito en forma de corazón que mi madre me obsequió un 14 de febrero… Acariciaba con los ojos, tocaba con la mirada, muy despacio y con detenimiento cada objeto en esa habitación. Es poco usual que me quede en cama después de las 7, me incomoda mucho estar ahí sin hacer nada, pero esta mañana fué distinta, como si tuviera una cita con mis objetos personales. ¿Quién las heredará? Me asaltó la pregunta que me dejó ansiosa por algunos momentos, no tengo hijas  -dije para mis adentros-. Mi madre heredó de la suya las cosas personales, yo me hice cargo de las  suyas,  su cartera con las identificaciones, su diario, su celular, su ropa, sus cremas, sus cosméticos… Son cosas que a nadie le interesan pero con un alto valor afectivo.  ¿En qué manos irían a parar las mías? ¡Qué absurda pregunta!  ¿Me estaré volviendo así de superficial? Si lo que importa es el alma y esas cuestiones que no compra el dinero ¿no? Pues así de absurda me encontraba esta  mañana, aterrada por el destino de mis cosas personales,  imaginando que un día ya no despertase más y me esfumara en medio de la nada sin más conciencia de esta vida y mis  cosas personales… ¿Y a ti, no te asalta lo absurdo?