Jamás te diría quédate…
aunque anunciaras tu ausencia,
aunque callaras tu partida,
aunque disimularas el adiós,
yo lo sabría…
Es más, lo supe,
lo palpé,
lo respiré.
Con suspiro pausado,
después algo agitado,
casi despiadado,
insolente y tirano,
y el pecho estallando,
jamás te diría quédate.
Porque quien se marcha
o quien se queda
lo hace con el alma,
pero quien no impide ninguna de ambas
sabrás que te ama.
Es por esa razón
que yo,
jamás te diría, quédate…